Yogur de frutas vs yogur de sabores

Los yogures de frutas y los de sabores cuentan ambos con leyendas urbanas que están muy interiorizadas en la gente y que hace que los califiquen como buenos o malos sin entrar a profundizar un poco más. Veamos algunos ejemplos.

¿Eres de las personas que creen que los sabores de yogures son necesariamente químicos y que por tanto el yogur sabores es necesariamente malo? Pues estás en un error ya que hay marcas que ofrecen a sus clientes yogures de sabores que no tienen químicos, sino que el color y el aroma que les da el sabor son de origen natural. Por tanto, estaríamos ante un yogur tan saludable como su versión natural.

¿Piensas que los yogures de frutas son necesariamente buenos y aportan además de los beneficios de la leche los de la fruta? Pues también estás en un error, nuevamente dependerá de la marca. Hay que tener en cuenta que si se ponen trozos de fruta natural en el yogur esta fruta va a tender a estropearse, creando un mal sabor. Por eso, la mayoría de los fabricantes introducen purés de fruta que, en muchos casos, ni siquiera tienen una gran cantidad de azúcar, sino que no son más que un poco de pulpa con una gran cantidad de azúcar adicional. Si a esto añadimos aromas artificiales para potenciar el sabor, estamos ante un producto muy inferior al yogur de sabores natural que hemos visto antes.

¿Y los yogures que tienen mucha fruta y no cuentan con azúcar añadido? Pues pueden ser una opción mejor siempre y cuando no contengan conservantes y aromas artificiales para que la fruta se conserve y el sabor se potencie ya que volveríamos a estar ante un producto inferior al yogur de sabores. Sin embargo, si hablamos de un yogur con frutas a base de preparado de fruta con fruta real, azúcar de caña no refinado o ausencia total de azúcar añadido y colorantes y aromas naturales, estaríamos ante un producto de muy buena calidad.

No se trata por tanto de una guerra entre los yogures de sabores y los yogures con frutas, sino de elegir aquellas marcas que son transparentes en sus ingredientes y que no añaden a sus yogures los tristemente populares E que son químicos para dar sabor, para conservar o para aportar textura a los alimentos, pero que no son saludables en absoluto.